Muchos conocemos el término “huella ecológica” pero, ¿estás familiarizado de su impacto en nuestro país?
La huella ecológica es un indicador de sustentabilidad (asociado con el desarrollo sustentable), el cual fue diseñado por William Rees y Malthis Wackernagel a mediados de la década de los 90 del siglo pasado. Su objetivo es conocer el grado de impacto que las actividades humanas generan sobre el medio ambiente.
En su medición se toma en cuenta la población total que habita en un espacio determinado durante un período determinado y el tiempo que se destina a diferentes actividades productivas como: cultivos, pastoreo, bosques, mar, superficies para construcción y espacios para la conservación.
Además considera cinco categorías de consumo: alimentación, hogar, transporte, bienes de consumo y servicio. Básicamente, la huella ecológica es el cruce de todos los elementos anteriores.
La huella ecológica se expresa en hectáreas globales, es decir, representa la superficia del planeta necesaria para asimilar el impacto de las actividades que se generan por estilo de vida particular.
¿QUÉ ES EL DÉFICIT ECOLÓGICO?

Cuando se rebasa la capacidad del planeta para reemplazar lo que consumimos y desechamos, se habla de un déficit ecológico. Las principales causas son la sobreexpoltación y la incapacidad de la regeneración (ya sea global o local). El déficit ecológico se ha incrementado con los años. Por ejemplo, en los años 70, la huella ecológica representaba un 70% de la capacidad de regeneración del planeta, pero en los años 80 alcanzó el 100%, y en la década siguiente, excedió su disponibilidad planetaria. Actualmente, la tierra tarda 1.5 años en regenerar y procesar lo que se ha consumido en tan solo un año.
MÉXICO Y LA HUELLA ECOLÓGICA
Todos sabemos que nuestro hermoso país, cuenta con una de las mayores riquezas naturales en el mundo: tenemos enorme variedad de ecosistemas, especies animales, etc. Nuestro territorio tiene una amplia extensión que nos permite realizar diferentes actividades y tenemos una posición geográfica privilegiada.
Pero ¿cómo estamos aprovechando nuestro espacio como población?
Entre 1961 y 2006, la huella ecológica de los mexicanos aumentó de 1.9 hectáreas a 3.4 (es decir, cinco veces). En años recientes ha tenido un incremento sustancial: en tan solo siete años paso de 2.5 a 3.3 hectáreas, ocupando el lugar 49 en la lista de países con mayor déficit ecológico.
Las principales actividades que han llevado a nuestro país a este déficit son la quema de combustibles fósiles, agricultura y ganadería.
LO QUE EL PLANETA NECESITA, LO QUE TODOS NECESITAMOS.
Reducir la huella ecológica es una necesidad global desde hace muchos años. Lo ideal sería que la huella logre igualar la biocapacidad del planeta, lo cual se traduce en un escenario ambientalmente sustentable. Actualmente hay quienes apuestan que esto sucederá frenando el crecimiento poblacional, así como la construcción de espacios y viviendas sustentables.
Para lograr un cambio paulatino se requieren de los esfuerzos de todos en diferentes perspectivas:
- Configurar nuevas técnicas de negocios donde quede plasmado el compromiso de que los productos, bienes y servicios prestados sean compatibles con la protección del ambiente y la salud de la vida en el planeta.
- Profundizar en el uso de energías renovables, y promover su uso en todos los ámbitos posibles, de tal manera que estén al alcance de todos.
- Empleo de manera adecuada de aquellos recursos que no son renovables, de tal manera que no interfieran con el proceso de regeneración biológica.
- Alcanzar un desarrollo social que se base en el crecimiento sostenido y sustentable de las economías: distribución equitativa del ingreso, equidad de oportunidades, garantía de derechos sociales, acceso a servicios de salud y educación de calidad para todos.
- Promover e impulsar la educación ambiental: enfocada a la sustentabilidad en todos los aspectos.
- Cambiar y promover estilos de vida más saludables, enfocados en el consumo sustentable, responsable y colaborativo.
¿QUÉ PODEMOS HACER NOSOTROS PARA PROMOVER UNA VIDA MÁS SUSTENTABLE?
Cambiar el mundo nosotros solos es algo que no podemos hacer, pero nuestras pequeñas acciones en conjunto desde nuestras comunidades, significan un enorme cambio y una gran contribución.
Algunas acciones que podemos poner en práctica desde nuestros hogares pueden ser:
- Identificar nuestros niveles de consumo: es decir, los productos que son realmente son necesarios para nosotros y la cantidad mesurada en que los necesitamos.
- Consumo local: preferir el consumo de alimentos producidos localmente y que fomente el comercio justo.
- Uso racional y adecuado del agua, energía eléctrica, evitar el consumo de productos empacados.
- Eliminar los plásticos de un solo uso.
- Iniciar el uso de energías limpias como la fotovoltaica.
ENERGÍA FOTOVOLTAICA Y LA HUELLA AMBIENTAL.
Este es un tema bien conocido y discutido en la actualidad, pero no queríamos dejar de enumerar algunas de las principales ventajas de incluir un sistema fotovoltaico en tu hogar para la generación de energía:
“La base de todo cambio se encuentra en el comportamiento de cada persona, en empezar con uno mismo y sus acciones diaria”
- Larga vida útil: hasta 20 años.
- Contribuye a reducir el calentamiento global ya que reduce el uso de combustibles fósiles
- Contribuye al desarrollo sostenible
- Versátil y personalizable: puedes planear la instalación de tu sistema por etapas o de acuerdo a tu presupuesto actual, de tal manera que puedas hacer el cambio paulatinamente.
- Permite realizar diferentes configuraciones, desde interconexión a la red hasta un sistema fuera del mismo.