¿Te has preguntado por qué se llaman paneles monocristalinos?
Cuando hablamos de paneles monocristalinos, nos estamos refiriendo técnicamente al como se encuentra el silicio en cada una de las celdas de un panel solar. En este caso, cada celda cuenta silicio de pureza grado solar, es decir, que eliminaron otros metales y minerales con los que se encontraba en su estado puro en la naturaleza.
Una vez que ya tenemos el silicio con esta pureza, se recurre al método Czochralski, el cual consiste en tomar una pequeña cantidad de silicio fundido (también llamado “semilla”) que se sumerge dentro de más silicio y que lentamente se solidifica o cristaliza sobre su núcleo. El resultado es un cristal cilíndrico unificado, por lo que obtiene el nombre de monocristal. El cilindro de silicio o “lingote” se perfila transversalmente en sus cuatro lados, y después, se rebana de manera transversal en láminas delgadas que se denominan “obleas”. Las obleas poseen un color azul muy profundo que se confunde con el color negro (debido a la alta concentración del mismo silicio). Ya sea en forma cuadrada o rectangular, estas celdas monocristalinas facilitarán su acomodo dentro en un panel solar. Este proceso se ha utilizado y perfeccionado desde los años 50´s por lo que nos ofrece la tecnología más refinada en la actualidad. Sin embargo, como podemos comprender, la obtención de estas celdas engloba gran cantidad de silicio, un proceso lento de elaboración y gran desperdicio de material al perfilar sus lados.
La elección de paneles monocristalinos deberá ir más allá de su precio. Estos paneles nos ofrecen ventajas competitivas de generación de energía cuando hablamos de espacios reducidos o con poca luz; sin embargo, también se ven desmerecidos significativamente si cae nieve o alguna sombra en una pequeña parte del panel.
Dicho lo anterior, es muy importante tomar en cuenta el espacio donde se colocarán, y principalmente verificar y dimensionar adecuadamente que no existan posibles elementos que perjudiquen su funcionamiento.